Ángeles peatones, espíritus que llegan por aquí y quedan atrapados. Y entonces se enloquecen y cuentan historias equivocadas, deshilando la realidad y promoviendo sueños vanos. Muchos sueños para que nunca se acaben las reinas de belleza y los jugadores de fútbol de corte internacional, los premios gordos de la lotería y los milagros para que el trabajo lo hagan los santos. Vemos mucha imaginería rococó para leerla y reinventarla. Somos gente de imágenes fijas y repetidas y así la memoria no nos falla. Ni siquiera aunque nos escondamos que esas imágenes de alguna parte salen y nos acaban evidenciando. Somos lo vano y los bares se llenan para oír cantos a cosas que nunca existieron. Y para desear lo del otro mientras miserabilizamos lo que tenemos. En el ejercicio de la pobreza hay que drogarse con los sueños que hacen del cuerpo (y de dar la razón al que tiene el poder) un valor de cambio. De aquí que en esta América Latina todos tendamos a igualarnos por lo bajo, de esa manera crece la audiencia de cómplices y de desesperanzados, de putas y de serviles. También de locos que gobiernan. Y de todo esto nos acabamos burlando porque parece que de alguna manera nos están haciendo efecto los rezos de los indios koguis.
De Dictadores, Ángeles Peatones y Pecados Renovados
José Guillermo Ánjel R