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martes, 18 de enero de 2011

DE ÁNGELES PEATONES


Ángeles peatones, espíritus que llegan por aquí y quedan atrapados. Y entonces se enloquecen y cuentan historias equivocadas, deshilando la realidad y promoviendo sueños vanos. Muchos sueños para que nunca se acaben las reinas de belleza y los jugadores de fútbol de corte internacional, los premios gordos de la lotería y los milagros para que el trabajo lo hagan los santos. Vemos mucha imaginería rococó para leerla y reinventarla. Somos gente de imágenes fijas y repetidas y así la memoria no nos falla. Ni siquiera aunque nos escondamos que esas imágenes de alguna parte salen y nos acaban evidenciando. Somos lo vano y los bares se llenan para oír cantos a cosas que nunca existieron. Y para desear lo del otro mientras miserabilizamos lo que tenemos. En el ejercicio de la pobreza hay que drogarse con los sueños que hacen del cuerpo (y de dar la razón al que tiene el poder) un valor de cambio. De aquí que en esta América Latina todos tendamos a igualarnos por lo bajo, de esa manera crece la audiencia de cómplices y de desesperanzados, de putas y de serviles. También de locos que gobiernan. Y de todo esto nos acabamos burlando porque parece que de alguna manera nos están haciendo efecto los rezos de los indios koguis.
De Dictadores, Ángeles Peatones y Pecados Renovados
José Guillermo Ánjel R

miércoles, 12 de enero de 2011

ACROSS THE UNIVERSE

SONÁMBULOS

Ellos, como bien los llamo el escritor Arthur Koestler, han sido sonámbulos. Permanecían despiertos cuando los demás hombres dormían.
Gracias a ese sonambulismo nuestro lugar y nuestros días se han multiplicado tanto y tanto.
Gracias, pues, sonámbulos babilonios o egipcios, quienes comenzaron a pensar y a mirar los cielos.
Gracias sonámbulo Tales, que introdujo la razón en el espacio. Gracias sonámbulo Pitágoras por entender la armonía de todo lo que existe.

Gracias Platón, por exponer como nadie la poesía del mundo. Gracias a todos los griegos sonámbulos por contar las estrellas, proponer teorías y dibujar geometrías de todo lo que ocurre allá en lo alt. Gracias sonámbulo Copérnico, por empezar la revolución sobre el cosmos en una de las hermosas épocas del hombre. Gracias Galileo, despierto todas las noches, apuntando su primer e imperfecto anteojo, aun contra todos. Gracias Kléper, que no podía dormir por todas sus desgracias o que no quería dormir por todas sus búsquedas. Sonámbulo Newton, gracias por haber explicado como se mueve el mundo, aun desde los cielos grises de Londres. Gracias sonámbulo Herschel, cuyos coros y cuyos telescopios fueron cada vez más grandes. Gracias nocturno y anhelante Laplace, gracias insomne Leverrier, que calculando hizo nacer un planeta con la punta de un lápiz. Gracias sonámbulo de los sonámbulos Einstein, por habernos hecho habitar el universo más mágico y más real de cuanto existieron.
A todos ellos les debemos todas estas páginas para leerlas y para escribirlas, también necesitamos despertarnos por las noches, salir de este libro y mirar el cielo. Descubrir la magnitud del universo para así tener noción de nuestra propia pequeñez. Salir a la noche y al cielo y preguntarnos y respondernos Descubrir así que en esa búsqueda somos también enormes, gigantescos.
Y en esas búsquedas pensar en aquellos hombres y agradecerles a ellos, humanos de carne y hueso con nombres y apellidos con odios y amores, con dolores y felicidades, con política y ciencia y almuerzos y juguetes y filosofía y hogueras y libros y aparatos e hipótesis y exilios y noches y días. Porque gracias a ellos, el cielo está en nuestros bolsillos.

Eduardo Averbuj
Con el cielo en el bolsillo
Tomado de la ciencia como cultura
V Feria Popular del Libro y la Lectura
Medellín Abril 2003