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jueves, 7 de julio de 2011

Placercitos simples

En respuesta a: 
http://adictalcafeh.blogspot.com/2011_05_01_archive.html

  • Contemplar el atardecer
  • El sonido del obturador de una cámara análoga y del carrete pasando el rollo
  • Comer arequipe y chuparme los dedos
  • Sacar la mano por la ventanilla del carro para jugar con el viento
  • Pisar hojitas secas
  • Llenar una hojita con mi nombre
  • Entrar en una librería y pasar horas ojeando libros
  • Ver llover desde mi ventana
  • El sonido del msn en mi celular cuando tengo la certeza de quien lo escribió
  • Que un bebe por acto reflejo agarra mi dedo y lo aprieta con fuerza
  • Comer un cuadrito de chocolatina y dejar el resto para el día siguiente
  • Un abrazo largo y fuerte
  • El viento frío
  • Caminar descalza sobre la arena
  • Encender una varita de sándalo
  • Cebar un mate
  • El dolorcito de la aguja del tattoo penetrando la piel
  • Leer
  • Cebar un mate
  • meditar

El amor y el desamor en los tiempos del facebook


Por estos días en que la proliferación de las redes sociales atiborran a la gran mayoría de las personas haciendo que el 2.0 sea el más habitado de todos los estados de vida posibles, bien sea reales o virtuales, es evidente que el modus operandi de las relaciones sociales ha cambiado.

Tiempo atrás, cuando solo compartíamos el espacio físico con las personas, era común toparse con relaciones amorosas o de amigos mucho más  íntimas y porque no decirlo, más duraderas.

Hoy cuando toda nuestra vida está expuesta y sobreexpuesta en una red social o escondida en la nube informática, es más difícil garantizar la durabilidad de una relación y mucho más difícil lograr que la magia de los momentos íntimos, permanezcan.

A la hora de comenzar una relación de pareja un mínimo de 400 personas en minutos ya saben quién es tu novio o el chico con el que apenas comienzas, y si terminas ni hablar, capaz que para ese momento el doble de la cifra  ya sabe los motivos de la ruptura.No hay manera de que no se utilice la red social como un paño de lágrimas, donde los que apenas te conocen te dan una palmadita de consolación.

Más terrible aun es el hecho de encontrar o perder el amor por el ciberespacio, creo que a estas alturas ya más de uno  ha experimentado la decepción de toparse con los cuernos que  planto el novio porque hay que ver que "entre cielo y facebook no hay nada oculto".

Pero pienso que no solo es el hecho de romper, empezar o continuar narrando la vida privada por el facebook, sino también el hecho de que en las redes sociales nos volvemos más neuróticas, paranoicas, esquizofrénicas y bipolares.

Aprendemos el arte del ultraespionaje con tal de saber que está haciendo el ex, cuál es su nueva novia, qué sitios ha visitado, qué fotos han compartido, qué momentos han atravesado;  y a decir verdad, así no hay como elaborar un duelo, más que echarse al dolor por un gran rato. Y esto sin mencionar el montón de información compartida que queda en ese ciberespacio, ¿quién la va a bajar de allí?

Mejor dicho, si en cada red social estamos entregando nuestra vida privada al escrutinio público, cuando de desamores se trata quién va a separar los bienes compartidos, quién va a quitar las etiquetas, quién va a bajar las fotos, quién va a eliminar los comentarios.

Es básico, si antes al terminar una relación la discusión se centraba en quién va a quedarse con el carro, con la casa, con los libros, las películas o los discos, hoy más vale tener claro quién se queda con la computadora, la memoria, la cámara digital o cualquier dispositivo que almacene los recuerdos de la relación.

Para la muestra, les comparto un video que bien o mal relata lo complicado que se pueden volver algunas cosas en los tiempos del facebook. 

miércoles, 6 de julio de 2011

St Elmo, punto de encuentro




Por estos día y muy motivada por aquello  que algunos llaman la crisis de los veintitantos, me  llene de motivos para pensar lo difícil que es llegar al mágico mundo de la Universidad, conocer los amigos, vivir las experiencias extremas de la vida: la música, el sexo, las drogas, el alcohol, que sé yo, estas o más, porque cada vez son más las cosas a las que se enfrentan los jóvenes y cada vez son más vulnerables a cada moda.

Pero más que aprender a vivir la universidad, me quede pensando en lo que de verdad me parece más difícil y es salir de ella. Si, salir de la Universidad y actuar como si ya fuéramos grandes, adquirir compromisos financieros como si ya fuéramos grandes, asumir las relaciones de pareja como si ya fuéramos grandes, cumplir estrictos horarios laborales y las estrictas reglas de las empresas como si ya fuéramos grandes…

Huy viéndolo bien, creo que el paso por la universidad es una transición tan importante pero tan subvalorada que cuando salimos al mundo de los adultos, no somos concientes de que el tiempo de la universidad era el indicado para aprender a vivir la vida real como la viven  nuestros papás.

Y es ahí, en las calles donde de verdad se ponen a flote nuestros miedos, nuestras inseguridades, nuestros retos, nuestras verdaderas competencias, nuestros verdaderos conocimientos.

Ahora es cuando estamos en el mundo real,  cuando nos empezamos a precipitar porque hay que hacer especialización, maestría y doctorado. Porque posiblemente algunas piensan en el matrimonio y en los hijos, porque hay que escalar alto en la compañía para la que se trabaja. Y cierra una los ojos y hace una mirada retrospectiva y se da cuenta que la vida es muy corta, que el tiempo va muy de prisa y que pese a tantas maneras de vivir cada vida profesional o laboralmente siempre quedan las cosas simples: los amigos del colegio, los parceros de la universidad y por encima de todo lo demás la familia, el mismo bar, y los buenos recuerdos.

Eso, fue lo que sentí viendo St Elmo punto de encuentro, que nunca somos lo suficientemente grandes, que nunca estamos del todo listos, que siempre queremos estar más arriba pero que siempre van a existir los miedos, pero que todo eso hace parte de la experiencia de la Vida.

St Elmo es un clásico ochentero que me gustaría compartir con los amigos que me he topado al lado del camino y que pese a todo siempre siguen dando la marcha junto a mí.


"Cuando en el futuro haya que resumir la historia de los años 80 en varias películas, “StElmopunto de encuentro” será un documento a tener en cuenta, una película en la que se condensa la desesperanza y el desconcierto de la juventud de aquellos años, la generación que, en definitiva, gobierna el país, y por extensión el mundo, para bien y para mal" TCM. 


martes, 5 de julio de 2011

Qué culpa tiene la estaca de que el sapo salte y se ensarte

Definitivamente creo que hay cosas de la vida que requieren manual de funcionamiento porque eso de la intuición no me va del todo. Pues cuando creo que debo decir SÍ, digo No y cuando digo No, es cuando de verdad debería decir Sí,

Así pues, que  conforme a mi alterado sistema intuitivo es que me veo en la penosa obligación de reconocer que me equivoque, que cero y van siete y todavía no ha llegado la vencida, de seguro y con la octava siento cabeza.

Pero es que todavía me dicen, me advierten, me recontra advierten y sigo metiendo la cabeza grande por el hueco chiquito. Ya no sé si lo que siento es culpa o tristeza, pero lo cierto de todo esto es que cada vez los errores cometidos están cobrando más importancia.

Atrás quedaron las locuras, las canitas al aire, las aventurillas, porque hoy cada una de las anteriores es simplemente una huella, una marca, un estigma de esos que no te puedes borrar. Creo que en la medida en que una más crece,  cada cosa que hace cobra una responsabilidad igualmente grande. Lo malo de tomarse la vida a la ligera, es que la alegría de  las dos horas de hoy, son las tristezas de los siguientes tres o cuatro meses de mañana.

Pero bueno, dicen por ahí que más vale arrepentirse por lo que se hizo que por lo que se dejo de hacer y será mejor asumir una actitud de aprendizaje, pues de cada cosa que yo permita, yo y solo yo seré la responsable de que sea un asunto bonito o un asunto amargo, así que, haciendo alusión al mejor regaño que me haya hecho un amigo y que mejor describe mi terquedad: “qué culpa tiene la estaca de que el sapo salte y se ensarte” me despido recogiendo pedacitos de corazón que quedaron tiraditos por ahí… Los voy a recoger, aunque ya no estoy segura de si los quiera volver a juntar.  

PD: sigo pensando en que se le puede dar un chance a la amistad.