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jueves, 7 de julio de 2011

El amor y el desamor en los tiempos del facebook


Por estos días en que la proliferación de las redes sociales atiborran a la gran mayoría de las personas haciendo que el 2.0 sea el más habitado de todos los estados de vida posibles, bien sea reales o virtuales, es evidente que el modus operandi de las relaciones sociales ha cambiado.

Tiempo atrás, cuando solo compartíamos el espacio físico con las personas, era común toparse con relaciones amorosas o de amigos mucho más  íntimas y porque no decirlo, más duraderas.

Hoy cuando toda nuestra vida está expuesta y sobreexpuesta en una red social o escondida en la nube informática, es más difícil garantizar la durabilidad de una relación y mucho más difícil lograr que la magia de los momentos íntimos, permanezcan.

A la hora de comenzar una relación de pareja un mínimo de 400 personas en minutos ya saben quién es tu novio o el chico con el que apenas comienzas, y si terminas ni hablar, capaz que para ese momento el doble de la cifra  ya sabe los motivos de la ruptura.No hay manera de que no se utilice la red social como un paño de lágrimas, donde los que apenas te conocen te dan una palmadita de consolación.

Más terrible aun es el hecho de encontrar o perder el amor por el ciberespacio, creo que a estas alturas ya más de uno  ha experimentado la decepción de toparse con los cuernos que  planto el novio porque hay que ver que "entre cielo y facebook no hay nada oculto".

Pero pienso que no solo es el hecho de romper, empezar o continuar narrando la vida privada por el facebook, sino también el hecho de que en las redes sociales nos volvemos más neuróticas, paranoicas, esquizofrénicas y bipolares.

Aprendemos el arte del ultraespionaje con tal de saber que está haciendo el ex, cuál es su nueva novia, qué sitios ha visitado, qué fotos han compartido, qué momentos han atravesado;  y a decir verdad, así no hay como elaborar un duelo, más que echarse al dolor por un gran rato. Y esto sin mencionar el montón de información compartida que queda en ese ciberespacio, ¿quién la va a bajar de allí?

Mejor dicho, si en cada red social estamos entregando nuestra vida privada al escrutinio público, cuando de desamores se trata quién va a separar los bienes compartidos, quién va a quitar las etiquetas, quién va a bajar las fotos, quién va a eliminar los comentarios.

Es básico, si antes al terminar una relación la discusión se centraba en quién va a quedarse con el carro, con la casa, con los libros, las películas o los discos, hoy más vale tener claro quién se queda con la computadora, la memoria, la cámara digital o cualquier dispositivo que almacene los recuerdos de la relación.

Para la muestra, les comparto un video que bien o mal relata lo complicado que se pueden volver algunas cosas en los tiempos del facebook. 

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