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lunes, 28 de noviembre de 2011

Time to Sleep

Volví al libro y leí: "nuestra cabeza es el peor lugar para perdernos"
- creo que compraré un atrapa sueños. -me dije y me puse cómoda para dormir nuevamente. 
Dormí sin dejar de pensar si algún día podré salir de aquel laberinto  antes de morir, aunque,  después de todo, es el laberinto de mi vida. 
                                                                                                                               Me la encontré por ahí. 



Los días se sienten turbios, por más que el sol resplandezca el aura gris de la tormenta que se avecina cobra más fuerza y no queda de otra que buscar un lugar para escamparse. Cuando el torbellino comienza a hacer sonar las hojas de los árboles y ellas comienzan a caer precipitadas sobre la hierba, entonces es que es hora de cerrar los ojos y dormir. 
El mundo corre demasiado rápido y yo no puedo ir a su velocidad. Lo he intentado,  he llevado mis últimos 27 años intentando vivir una vida acelerada, pero ya la mente está al borde del colapso y es tiempo de cerrar los ojos y dormir y dejar que sea Morfeo quien conduzca la nave de mis sueños, yo por ahora sólo quiero dejarme llevar. 
No quiero pensar, ya he pensado tanto y es que creo que ya no lo estoy haciendo bien, estoy dando vueltas en los mismos círculos viciosos y necesito una pausa. De este viaje al mundo onírico sólo espero una sola cosa: escuchar mi corazón, y cuando vuelva de ese viaje al otro lado del espejo, quiero vivir con libertad, abrir el corazón y permitirme ser feliz. 
Cuando pienso en que es tiempo de dormir, lo que hago es elevar un decreto para aquietar mis pensamientos, para alzar mi mi espíritu, para mirar el vacío y esperar que una señal se convierta en mi musa inspiradora. 


Se que hay un mundo afuera, pero primero debo encontrar algo allá adentro, algo que me devuelva la vitalidad que se requiere para enfrentar este mundo que queda en el lado más humano, sensible y realista del espejo, este lado que no es otra cosa que la vida misma. 

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