Break time, un alto en el camino, un momento para compartir, para contemplar, para saborear, para pensar, para reír, para llorar... para escribir. Música, ciencia, arte, literatura, deportes, cine, la ciudad, las personas, la vida misma y yo
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lunes, 27 de junio de 2011
Los amigos son como una taza de café
Un mate y un amor
Es lo único en lo que nos parecemos las víctimas y los verdugos; los buenos y los malos.
Cuando tenés un hijo, le empezás a dar mate cuando te pide. Se lo das tibiecito, con mucha azúcar, y se sienten grandes. Sentís un orgullo enorme cuando un esquenuncito de tu sangre empieza a chupar mate. Se te sale el corazón del cuerpo. Después ellos, con los años, elegirán si tomarlo amargo, dulce, muy caliente, tereré, con cáscara de naranja, con yuyos, con un chorrito de limón. Cuando conocés a alguien por primera vez, te tomás unos mates. La gente pregunta, cuando no hay confianza: '¿Dulce o amargo?'. El otro responde: 'Como tomes vos'. Los teclados de Argentina tienen las letras llenas de yerba. La yerba es lo único que hay siempre, en todas las casas Siempre. Con inflación, con hambre, con militares, con democracia, con cualquiera de nuestras pestes y maldiciones eternas. Y si un día no hay yerba, un vecino tiene y te da. La yerba no se le niega a nadie. Éste es el único país del mundo en donde la decisión de dejar de ser un chico y empezar a ser un hombre ocurre un día en particular. Nada de pantalones largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los padres. Acá empezamos a ser grandes el día que tenemos la necesidad de tomar por primera vez unos mates, solos. No es casualidad. No es porque sí.
Es el compañerismo hecho momento. Es la sensibilidad al agua hirviendo. Es el cariño para preguntar, estúpidamente, '¿está caliente, no?'. Es la modestia de quien ceba el mejor mate.
Es la generosidad de dar hasta el final. Es la hospitalidad de la invitación. Es la justicia de uno por uno. Es la obligación de decir 'gracias', al menos una vez al día.
Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones que compartir."
sábado, 25 de junio de 2011
Quiéreme, si te atreves
Felicidad en estado puro, bruto, natural, volcánico, ¡qué gozada! Era lo mejor del mundo.
Mejor que la droga, mejor que la heroína, mejor que el costo, la coca, crack, chutes, porros, hachís, rayas, petas, hierba, marihuana, cannabis, canutos, anfetas, tripis, ácidos, LSD, ¡éxtasis!
Mejor que el sexo, que una felación, que un 69, una orgía, una paja, el sexo tántrico, el kamasutra, las bolas chinas.
Mejor que la nocilla y los batidos de plátano.
Mejor que la trilogía de George Lucas, que la serie completa de los Teleñecos, que el fin del milenio.
Mejor que los andares de Emma Pill, Mariel, la pitufina, Lara Croft, Naomi Campbell y que el lunar de Cindy Crawford.
Mejor que la cara B de Abbey Road, que los solos de Hendrix.
Mejor que el pequeño paso de Neil Amstrong sobre la luna, el Space Mountain, Papá Noel, la fortuna de Bill Gates, los tratos del Dalai Lama, las experiencias cercanas a la muerte, la resurrección de Lázaro.Todos los chutes de testosterona de Schwarzenegger, el colágeno de los labios de Pamela Anderson.
Mejor que Woodstock y las rages más orgásmicas, mejor que los excesos del Marqués de Sade, Morrison y Castaneda.
Mejor que la libetad.
Mejor que la vida...
Quiereme si te atreves, Yann Samuell.