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miércoles, 23 de febrero de 2011

El Tacón más adhoc para nuestros pasos


Hace algunos meses me tope con un artículo en facebook acerca de las conversaciones entre las amigas, aquellas que se tejen en las tardes de domingo llenas de estrógenos, chismes y cuestionamientos.
En este caso y aprovechando una conversación sostenida con una amiga personal llegamos a la conclusión de que comparar las relaciones con un par de tacones puede parecer una frivolidad, pero por qué no, voy a intentarlo.
Cuando una es una adolescente de 15 ó 16 años y nos vemos obligadas a comprar el primer par de tacones, comenzamos caminando como garzas en un pantanero. Hay tropiezos, nos salen ampollas, se nos doblan los pies y las rodillas y el cansancio en la planta del pie nos obliga a quitárnoslos y hasta en ocasiones llorando porque no los soportamos más, aun así son divinos y nos encanta como lucen y como nos hacen ver de bien.
Más adelante con otro par de tacones la experiencia resulta menos compleja, ya le hemos tomado la medida al vértigo y nuestras rodillas ya no se doblan tanto como antes, antes de que aparezca el dolor ya hemos puesto unas cuantas curitas en el talón y llevamos unas zapatillas bajitas en el bolso por si acaso.
Cuando estamos en la universidad y usamos tacones mucho más seguido ya le hemos cogido el tino, y hasta hacemos posiciones con ellos antes de comprarlos de tal modo que sabemos cuales nos pueden sacar un ampolla y es así como escogemos el tacón más adecuado para nuestros pasos y si definitivamente no nos convence, damos 100 vueltas más al centro comercial hasta encontrar ése que, aunque todavía no tenemos muy claro cómo es... al verlo simplemente lo sabemos.
Y luego, llegamos a una edad en la que tenemos claro el requerimiento del tacón, el color, la altura, el accesorio… que sea alto, que tenga moño, que se amarre, en fin, con una imagen clara de lo que necesitamos. Lo buscamos por todas las tiendas y almacenes y cuando por fin uno los ve exhibidos como si estuvieran esperando por una, el precio ya no importa, porque ese era el par de tacones que van bien con el vestido.
Cuando estamos en el rango de los teens y comenzamos a tener relaciones amorosas, lo único que queremos es un hombre que nos quiera, a quien le gustemos y que a nosotras nos guste. No tenemos idea de cómo llevar una relación, así que cometemos cuanta torpeza podemos y pisamos los terrenos más inciertos hasta terminar llorando en los brazos de mamá porque el desgraciado nos sacó una ampollita en el corazón.
Pasada la primera experiencia sabemos que el amor también duele y que hay que mirar más objetivamente a la persona con la que vamos a estar, aquí comienza el famoso pensamiento de “no sé qué quiero, pero eso no lo quiero”, ya comenzamos a descartar algunos hombrecillos porque nos recuerdan las torturas pasadas o porque simplemente ya no buscamos únicamente que nos quieran. Y como dicen por ahí: “El novio de la estudiante nunca será el marido de la profesional”, como en todo, hay sus excepciones, pero normalmente las relaciones de las épocas universitarias son las que nos rompen más el corazoncito. Todavía no tenemos muy claro qué tipo de hombre queremos, pero estamos dispuestas a besar varios sapos hasta encontrar “el tacón más adhoc para nuestros pasos”.
Y luego llega la edad en la que ya, por experiencia, nos volvemos unas freak de la indecisión. Pues así como una tiene muy clara que zapato necesita para lucir mejor el vestido, así tenemos muy claro qué hombre exactamente queremos a nuestro lado, la lista de requerimientos se va volviendo más larga y hasta pensamos que nos podríamos quedar solas si en serio decidimos buscar al sapo que cubra tanto punto básico. Así que para todas las mujeres allá afuera que se acercan a los treinta y piensan que se han vuelto exigentes... ¡no están solas! La mayoría que oscilamos esa edad estamos en las mismas, la mejor parte de todo es que con tanta especificación... sólo habrá un par de tacones esperando en el aparador por cada una de nosotras.
"La actitud que hace visible a la mujer que su reloj está corriendo... es muy sexy para un hombre." Carrie Bradshaw.

The Breakfast Club


“Querido señor Vernon,
Admitimos el hecho de tener que quedarnos castigados todo un sábado, por todo aquello que hicimos mal, pero pensamos que está usted loco al forzarnos a escribir un ensayo explicándole quiénes creemos ser, porque usted simplemente nos ve como quiere vernos. Nos cuelga una etiqueta y nos define como más le conviene. Pero hemos descubierto que todos tenemos dentro un intelectual, un atleta, una chalada, una princesa, y un criminal. ¿Contesta eso a su pregunta?

Atentamente le saluda,"

El club de los 5.

Y tú ¿qué personalidad tienes? ¿Intelectual, atleta, princesa, criminal o rara?

-Intelectual cuando me toca aunque haya quienes dicen que soy muy ñoña.
-De atletas casi todos los días cuando salgo tarde para la oficina o para cualquier reunión.
-Lo de princesa trato de ponerlo en práctica siempre, pero aun y así me está faltando un príncipe azul (que no se destiña en la primera lavada)
-De criminal soy cuando yo misma me encargo de asesinar mis sueños.
-Y pues rara... un tris bipolar, pero nada que no haya podido manejar hasta ahora con una flouxetina.

Viéndolo bien, ya sé porque me gusta tanto esta película.

martes, 22 de febrero de 2011

Yo Soy


Las palabras “Yo soy…” son potentes, ten cuidado a qué las amarras, aquello que estas reclamando tiene la habilidad de devolverse y reclamarte a ti.

Chocolate caliente para el alma de los adolescentes

Nota: ¿alguna vez te has fijado que tan frecuentemente te preguntan qué vas a hacer, qué haces, qué piensas hacer cuando termines la universidad? Para todos aquellos de nosotros que hemos sufrido porque lo que hacemos o vamos a hacer no recibe aprobación, aquí está la respuesta verdadera. Y recordemos esto la próxima vez que alguien diga: “Oh ¿de veras? Pues bien… no hay nada de malo en esas hamburguesas para ganarse la vida, deberías sentirte orgulloso.

YO SOY ARQUITECTO: he construido un cimiento sólido y cada año que voy al colegio – universidad agrego otro piso de sabiduría y conocimiento.

YO SOY ESCULTOR: he dado forma a mis principios morales y a mis filosofías de acuerdo con la arcilla del bien y del mal.

YO SOY PINTOR: con cada idea nueva que expreso pinto un nuevo tono en la multitud de colores del mundo

YO SOY CIENTÍFICO: con cada día que pasa recojo nueva información, hago observaciones importantes y experimento con nuevos conceptos e ideas.

YO SOY ASTRÓLOGO: leo y analizo las palabras de la vida y a cada persona que encuentro.

YO SOY ASTRONAUTA: constantemente exploro y amplio mis horizontes.

YO SOY MÉDICO: curo a aquellos que vienen a consultarme y a pedir consejo, además lleno de vitalidad a todos aquellos que han perdido el deseo de vivir.

YO SOY ABOGADA: no me aterroriza defender libremente mis derechos básicos e inalienables, como también los del prójimo.

YO SOY OFICIAL DE POLICIA: siempre estoy pendiente del bienestar de los demás y siempre me encuentro en el lugar preciso para evitar peleas y mantener la paz.

YO SOY PROFESORA: mediante mi ejemplo muchos aprenden el significado de las palabras dedicación, trabajo tesonero y firmeza.

YO SOY MATEMÁTICO: estoy dispuesto a conquistar cada uno de mis problemas con las soluciones apropiadas.

YO SOY DETECTIVE: escudriño el mundo a través de mis dos lentes y busco el significado y el sentido a los misterios de la vida.

YO SOY BANQUERO: muchos comparten conmigo su confianza y sus valores y jamás pierden el interés

YO SOY FUTBOLISTA: estoy listo para hacer una gambeta que emocione al público y para meter el gol en la portería contraria.

Pero más importante aún, Yo soy YO

A VECES NO SABEMOS LO QUE QUEREMOS, PERO ES IMPORTANTE SABER LO QUE NO QUEREMOS


Creo que mis últimos meses han estado marcados por un existencialismo a veces hasta fatalista, al punto de pasar de una bipolaridad clínicamente comprobada a una poli-polaridad como de ciencia ficción
Y es que no se si sea la famosa crisis de los “ventitantos” o un duelo mal elaborado que me deja resagos adolescentes, lo cierto de todo esto es que a veces estos círculos viciosos sobre los cuales repensamos nuestra existencia ayudan a definir esas rutas sobre las cuales marchamos en busca de sueños.
Yo aun no sé lo que quiero, pero si se lo que no quiero para mi, por lo menos en este momento, porque claro está todo puede cambiar, y esta es una buena manera de comenzar a definir la carta de navegación porque ya están claras esas cosas a las que hay que decir NO, esa palabrita tan cortica pero que nos compromete tanto por no saberla pronunciar a tiempo.
Entonces definiendo ruta he llegado a uno de esos puntos álgidos en la vida de la mayoría de las personas: EL TRABAJO. Y es que es muy difícil que eso para lo que nos hemos preparado durante nuestro paso por la Universidad sea algo que atropelle nuestro proyecto de vida, no digo que entre nuestras actividades laborales no hayan momentos de crisis, días de cansancio, regaños, impotencias, pero que el trabajo en sí no contribuya a la felicidad personal, esa ya no es una carta negociable.
Y es que en el trabajo pasamos el 80% de nuestro tiempo productivo, ¿cómo ser tolerante durante tanto tiempo con un lugar que poco o nada aporta a la formación profesional y más aun a la FELICIDAD?
Creo que me he dado muchos golpes contra los muros, ya definí que amo mi carrera, ya definí, que me gusta lo que hago, ya decidí que quiero crecer, que quiero aprender, que quiero proyectarme, pero también decidí que para que eso tenga lugar en mí debo tomar una decisión: cambiar de trabajo. No sé si hayan otras opciones, no sé si vaya a encontrar la felicidad en otro lugar, no sé si vaya a encontrar más y mejores compañeros, no sé siquiera si voy a tener más opciones de crecer y proyectarme, pero algo sí sé y es que detrás de una decisión hay un cambio y detrás de un cambio una nueva vida.
A veces duramos muchos años en lugares y hasta con personas por miedo a correr riesgos y por ser unas fanáticas del apego. Pero este ciclo reflexivo me ha llevado a la conclusión de que para estar en equilibrio hay que correr riesgos, renunciar a estabilidades y perder la cordura y en este caso hay que buscar la manera de que ese trabajo por el cual me levanto cada mañana sea un motivo personal, me genere pertenencia, pero sobre todo que me genere FELICIDAD.

jueves, 10 de febrero de 2011

Si fuera...


Si fuera una palabra sería: Esperanza
* Si fuera un número: 7
* Si fuera una bebida: Mate
* Si fuera algo de la casa: Mi habitación
* Si fuera una parte del cuerpo: El cerebro
* Si fuera una obra de arte: La noche estrellada de vincent van gogh
* Si fuera una flor: Loto
* Si fuera un dibujo animado: Mafalda
* Si fuera una película: Before sunset
* Si fuera una fruta: Fresa
* Si fuera un recuerdo: Mi niñez
* Si fuera un árbol: Sauce
* Si fuera un animal: El caballo
* Si fuera un insecto: Mariposa
* Si fuera un elemento: Diamante
* Si fuera un color: Negro
* Si fuera un sentimiento: La Felicidad
* Si fuera un sentido: El tacto
* Si fuera un sabor: El chocolate
* Si fuera una fecha: el 30 de diciembre
* Si fuera un juego infantil: Escalera al cielo (rayuela)
* Si fuera un astro: La luna
* Si fuera algo del baño: La ducha
* Si fuera algo de la cocina: La nevera
* Si fuera un instrumento musical: El violin
* Si fuera una figura geométrica: Circulo
* Si fuera un idioma: Francés
* Si fuera un día de la semana: Viernes
* Si fuera un país: Argentina
* Si fuera una comida: Pizza
* Si fuera una frase: La belleza, las horas tranquilas y tu recuerdo, qué fácil es ser feliz!!!
* Si fuera un trabajo: escritora
* Si fuera un vicio: Mentira piadosa
* Si fuera un trago: tequila
* Si fueras un licor: El vino
* Si fuera una droga: Valium (diazepan)
* Si fuera una religión: Budismo
* Si fuera un sonido: El sonido del agua
* Si fuera un estado de ánimo: Ansiedad
* Si fuera un deporte: Tenis de Campo
* Si fuera una estación del año: Otoño
* Si fuera un lugar: El tibet
* Si fuera un auto: Rolls Roys
* Si fuera un postre: TIRAMISÚ
* Si fuera una temperatura: 7-9 grados centígrados
* Si fuera una galleta: Oreo
* Si fuera una golosina: Gomita
* Si fuera zapatos: tacones
* Si fuera un momento del día: Atardecer
* Si fuera un adjetivo: Alegría
* Si fuera un pecado: Lujuria
* Si fuera un defecto: Altanera
* Si fuera un elemento de la naturaleza: Viento
* Si fuera un acontecimiento: La época de la Ilustración
* Si fuera un aparato: Un celular
* Si fuera una persona:Yo!!

jueves, 3 de febrero de 2011

Alas invisibles


Al artesano le gustaba el color, la alegría, la elegancia...
y definitivamente había encontrado la forma de hacer muchos seres bellos e incluso de manipular la luz para dotarlos de inteligencia desmedida, pero faltaba alguien que utilizara el brillo y lo volviera color. Así que antes de formar el barro y unirlo con la luz, decidió sentarse a contemplar una de sus creaciones, una que llamó mariposa y que antes fue oruga.

Aquel ser movía sus alas con distinción y hasta servía de prisma para descomponer los colores y exponerlos como el arco iris del cielo a manera de un óleo.

Como poseido por la creatividad que tantas veces le había robado su alma para moldear ideas, el artesano modeló una mujer pequeña como las mariposas, pero hermosa como el arco iris.

Sus alas son invisibles para mantenerla erguida y caminar con elegancia y retener la luz y color en todo su cuerpo para que no sean contempladas solo sus alas.

Una vez creada la dejó volar con sus prismas invisibles, pero prefirió mantenerse en la tierra para contagiar de bellaza y luminosidad a los seres que dejaron escapar la luz por sus vivaces y torpes ojos.

Gracias por sacrificar el placer y el privilegio de volar para permanecer en el suelo contagiándonos de amor por la belleza, de amor por nosotros mismos...

ManzAna.
El regalo más hermoso que he recibido

miércoles, 2 de febrero de 2011

Ya sé cuál es mi palabra: attraversiamo. Significa: “crucemos”



“Para hallar el equilibrio que buscas debes tener los pies tan firmemente plantados en la tierra que parezca que tienes cuatro piernas en lugar de dos. De este modo podrás estar en el mundo”

[…] Para hacer cultura hay que Alejarse de la cultura, estas palabras que siempre me hacen eco y que solía utilizarlas un viejo amigo, que quizás ya no es tan amigo, pero que ya eso no viene al caso, han sido las palabras que he utilizado, ya no para hacer alarde de él, sino para hacer mención de comer, rezar, amar.

Al ver la película (y leer el libro) sentí una conexión emocional grande con la protagonista, pues si bien la película no es la gran representación del séptimo arte, si es una de esas obras que logran ser grandes porque tocan las fibras de las personas (o las mías al menos) y no desde los idealismos de los "enlatados romanticones" a los que a veces somos expuestos, sino que esta vez, la película pone de manifiesto la gran necesidad del ser humano de trascender. Hablando un poco desde el existencialismo, es la necesidad de saber a ciencia cierta quiénes somos y cuál es la misión que debemos cumplir en esta vida.

Un poco referenciando la película, la protagonista de esta historia (interpretada por Julia Roboberts) es una mujer de unos treinta y tantos años, por cuya apariencia podría deducir una persona segura, estable con su trabajo (periodista, igual que yo), enamorada, pero que termina por hacer un alto en el camino, respirar profundo, revisar la lista de chequeo y salir corriendo de su mundo real en busca de su vida ideal.

No siempre hacer lo que debemos hacer, es hacer lo que queremos. Y sí, la sociedad en la que crecimos nos ha impuesto unos cánones de conducta y buen comportamiento en los que resulta demasiado irregular siquiera pensar en llevar la corriente, pero llevar la corriente no tiene que ser precisamente portarse mal, robar, matar, o convertirse en un asocial, portarse mal quizás puede ser portarse bien con una misma, que es lo que verdaderamente importa.

“Había participado activamente en la creación de esta vida ¿por qué no me veía a mi misma dentro de ella?”

Terminar una carrera, casarse, tener hijos… muchos de estos no son nuestros proyectos, son los proyectos impuestos por la cultura y la sociedad, por eso los productos de una vida prefabricada con estos simientes puede llegar a ser una vida ajena a nuestros propios gustos.  Como bien lo dicen en la película: "pensar que tener un bebe puede resultar tan apremiante como hacerse un tatuaje en la cara. Más vale pensarlo dos veces". 

Pensar en lo de verdad importa para cada uno de nosotras y tener la capacidad de volver sobre si puede ser un punto de giro para la vida misma, pero en este caso particular es cuando en la película comienza la aventura de viajar, quizás con la excusa de aprender otros idiomas o conocer otras personas; pero con esa idea esta mujer llega a Italia y comienza el verdadero desafío y la guerra entre no tener miedo y los carbohidratos.

Salir de las burbujas a las que nos vemos atadas ya más por costumbre que por convicción puede resultar algo emocionante, sobre todo por la enorme capacidad de receptividad que podemos llegar a alcanzar cuando nos topamos de cara al mundo y al que nos limitamos cuando nos llenamos de apegos o por el simple placer que genera el dolor.

… a lo mejor mi vida no es tan caótica y es el mundo el que lo es y el único engaño es intentar aferrarse a ella a toda acosta

Mi amigo también solía decir: “lo único que siempre permanece es el cambio” y en eso tiene mucha razón, todo cambia incluso uno mismo cambia, entonces es necesario una actitud de apertura que nos permita correr riesgos enamorarnos para luego llorar por desamor, bailar hasta que nos duelan los pies, apostar hasta llegar a perderlo todo, pues al final la ruina no es tan mala, es el camino a la transformación y sufrir por algo es ratificar la idea de que se ha luchado.

Sin caer en una monótona formula de autoayuda, la película refuerza la ida de que la capacidad de transformar el mundo está en el interior de cada uno de nosotros y hace una referencia especial al budismo y muchas de sus manifestaciones, muy de moda por estos días, pero que si bien está de moda es por esa búsqueda insaciable a la que estamos sometidos los seres humanos por hallar el equilibrio entre lo espiritual y lo material.

Sobresale de manera especial un mensaje enmarcado en el amor, pero no el amor de las parejas, ni el amor de un hombre, pues cabe resaltar que Liz (Julia Roberts) ya no está buscando un hombre, sino un capeón, que creo yo es la gran recompensa de la búsqueda personal, pero que en últimas no lo va a encontrar afuera si primero no dirige su mirada hacia adentro.

No es necesario llenarse la boca de padre nuestros, es más bien la posición autocritica de la reflexión y la meditación con el fin de aquietar los pensamientos y encontrar las respuestas de todas nuestras incertidumbres, miedos, afanes.

Ver la película me hizo reflexionar sobre las cosas que quiero y que quizás no están lejos de mí, es solo cuestión de valorar lo que tengo cerca, lo que soy capaz de dar, de buscar un balance entre lo emocional, lo espiritual y lo material, pero sobre todo es un llamado a vivir la vida sin restricciones ni señalamientos morales, ni éticos, sin complejos, pero sobretodo es un llamado a ser feliz y a hacer felices a quienes me rodean.

“muchas veces perder el equilibrio por amor es parte de vivir una vida con equilibrio”.