No
hay nada más parecido a una princesa que una mujer real de carne y hueso, que
trabaja para construir su propio palacio, que corre entre las selvas de cemento
y se juega la vida por conseguir el amor verdadero, pero no el de un príncipe azul,
porque las princesas reales ni besamos sapos ni nos gustan los príncipes
azules.
Ya
es hora de rescatar las historias de las mujeres verdaderas, de las que tenemos
sueños pero que sabemos que para cumplirlos nos tenemos que levantar desde muy
temprano. Princesas que nos enamoramos, pero que también nos han roto el
corazón y lo tenemos llenito de curitas, pero aun así latente y dispuesto.
Atrás
quedaron las impecables princesas de Disney, las que desde que éramos niñas se
encargaron de mostrarnos la vida precisamente como no es. No culpo a ninguna
otra mujer que haya llorado porque no ha encontrado un hombre perfecto que
llegue montado en un corcel a rescatarla, porque ni modo, así fue como nos
dijeron que iba a ser, a sabiendas de que en la realidad es tan diferente.
Yo me siento orgullosa de ser una Princesa, que ha logrado todas las metas que se ha propuesto, unas más rápido que otras y unos sueños se han convertido en otros, pero siempre he tenido una ruta marcada por los deseos y los sueños. No me gusta eso de ser “olvidada” pero reconozco que a esta sociedad se le ha olvidado resaltar el valor de la humanidad y se descresta buscando lo que los medios de comunicación proponen, es decir realidades irrisorias.
Yo soy una princesa que sueña, que canta, que baila, que escribe, que ríe, que olvida cosas, que lucha, que llora, que busca, que cree…
¿Quién conoce a la princesa Sapina?
¿Quién ha visto a la princesa Mirameh?
¿Quién se ha cruzado alguna vez en la negra oscuridad con la princesa de la noche?
¿Ha charlado alguien con la princesa Deletrea de Eritrea o contemplado cómo danzan al rededor del fuego las princesas Roma Romaní o Zazá de Zazu?
Cuarto de luna, Dorremí o Efímera de China, son muchas las princesas que viven escondidas en el fondo de un palacio o en el alto de una torre. Están tan bien ocultas, que algunas incluso han olvidado quienes son. Y, sin embargo, merecen volver a ser descubiertas.
¿Quién ha visto a la princesa Mirameh?
¿Quién se ha cruzado alguna vez en la negra oscuridad con la princesa de la noche?
¿Ha charlado alguien con la princesa Deletrea de Eritrea o contemplado cómo danzan al rededor del fuego las princesas Roma Romaní o Zazá de Zazu?
Cuarto de luna, Dorremí o Efímera de China, son muchas las princesas que viven escondidas en el fondo de un palacio o en el alto de una torre. Están tan bien ocultas, que algunas incluso han olvidado quienes son. Y, sin embargo, merecen volver a ser descubiertas.
Secretos de palacio, rumores de pasillo, confidencias de gabinete, bosques encantados, enredos de tapadillo, animales de compañía, todo queda aquí explicado, expuesto,entremezclado.
sólo hay que buscar, investigar y revolver para descubrir el mundo de las princesas olvidadas. Y ¿quién sabe? puede ser que alguien se reconozca en una de ellas.
"Atención no debo olvidarme de pensar en que debo acordarme de recordar"
Princesa Amnesia.
Soñar es contarse historias que todavía no se conocen
cantar es como colorear las notas
Bailar es como volar sobre el suelo
Las palabras viajan y cuando vuelven ya no se las entiende
un capricho no es más que una chispa de mal humor
Enfadarse es empujar una pared que no se moverá nunca
No sonreír es como dejar de regar las plantas
La noche es como un agujero en cuyo fondo se puede uno esconder
El ladrón es un mago al que nadie aplaude
El azar es una historia de final desconocido
los secretos están encerrados y su único deseo es escapar
Cuando olvido algo, es que una idea juega al escondite dentro de mí
El bosque es el jardín del mundo
Buscar sin saber quién es y estar segura, sin embargo, de reconocerlo
1 comentario:
Ayer por fin conseguí "princesas olvidadas o desconocidas" así que pronto habrá reseña de este mágico libro y seguro contaré que ya con muchas de estas princesas me siento identificada
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